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Amacandles nació en un momento de introspección personal (de esos días en los que la ansiedad te cuestiona cuál es el propósito de tu vida). Quería aprender algo nuevo, sin la presión de convertirlo en un negocio, simplemente disfrutar el proceso y hacer algo diferente.

Decidí tomar un curso y, sin pensarlo demasiado, me puse manos a la obra. Mis primeras velas cobraron vida (y, honestamente, quedaron increíbles). Al final del día, me di cuenta de algo: jugar con lo creativo, mezclar aromas y texturas me había envuelto en una sensación de paz. Era un refugio donde no había ansiedad ni angustia, solo calma.

Poco a poco, amigos comenzaron a interesarse en mis creaciones, y sus comentarios fueron asombrosos. Todos coincidían en lo mismo: tener una vela aromática cerca transformaba su espacio y su estado de ánimo.

Ahí lo supe: Amacandles debía convertirse en mi taller, mi pasión y mi propósito.

El nombre surge de Amaranta, una pequeña galguita rescatada que, desde sus dos meses de vida, se convirtió en parte de nuestra familia. AMA es sinónimo de nobleza, amor, tranquilidad y paz. Es nuestro soporte emocional, y, en muchos sentidos, representa lo que quiero transmitir con cada vela: bienestar, calma y momentos que abrazan el alma.

El poder de la aromaterapia en cada vela

Desde el inicio, supe que mis velas no solo debían iluminar un espacio, sino también transformar emociones. La aromaterapia es una herramienta poderosa: los aromas tienen la capacidad de calmar la mente, traer recuerdos felices y equilibrar nuestras emociones. Cada esencia que elijo no es al azar; cada fragancia está pensada para generar bienestar, reducir el estrés y crear un ambiente armonioso. Amacandles no es solo una vela, es una experiencia sensorial que te envuelve en paz y te conecta con el presente. 

Bienvenidos a Amacandles, un espacio donde la luz y el aroma se encuentran para transformar tu día.